«Las casas, de trabazón de madera, con sus aleros voladizos, sus salientes y entrantes, las líneas y contornos que a cada paso rompen el perfil de la calleja dan la sensación de algo orgánico y no mecánico, de algo que se ha hecho por sí, no que lo haya hecho el hombre». Miguel de Unamuno; Por tierras de España y Portugal, 1911.
Uno de los aspectos más llamativos e interesantes desde un punto de vista plástico de nuestra arquitectura popular pasaroniega es el incesante juego de volúmenes que logra a través del empleo de los cuerpos volados que avanzan desde las plantas superiores de las viviendas. Por cuerpos volados puede entenderse aquellas partes del edificio que, en plantas altas, sobresalen de los planos que delimitan un volumen de edificación y son susceptibles de ser ocupadas o habitada.
Estos cuerpos en la arquitectura popular no siguen una pauta regularizada, sino que unos avanzan más que otros y a diferentes alturas, determinando ese carácter orgánico de la arquitectura verata del que hablaba Unamumo; una arquitectura cuyos volúmenes se moldean cada uno a su manera aunque logrando una integración armónica de indudable valor estético.
Esta vista de la Calle Luís Garzón durante la visita del Gobernador Civil de la Provincia en la década de los años 50 nos ofrece una de las imágenes más claras de lo que venimos hablando y que difiere bastante de la que vemos hoy en día. Pincha aquí –Solana y cuerpos volados de Pasarón de la Vera- y verás íntegramente el contenido de la publicación.
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