Un domingo de este pasado agosto me comentaba mi compadre y amigo Alberto “Coco” la importancia que día a día va adquiriendo la producción de higos en Pasaron de la vera y me proponía la necesidad de impulsar y mejorar la comercialización del producto a través de la organización de unas jornadas o algo parecido. En un primer momento no le hice caso ni le presté ninguna atención. Días después me acorde del asunto y me puse a darle vueltas a todo lo que me dijo y empecé a estudiar la idea.
El higo, es una fruta típica mediterránea, apreciada durante siglos por diferentes culturas. Se tiene constancia que entre 4000 y 5000 años a.J.C. ya se consumían en el antiguo Egipto. Según la Biblia, el primer árbol del Edén fue el de higo y la cultura Mesopotámica (la más antigua de la humanidad) lo denomina “El árbol del conocimiento”.
En la India la higuera es árbol sagrado. Buda lo tiene en su famoso “balete”, en que representa fuerza y vida. Incluso Cleopatra no escapa de la historia del higo, ya que ella fue envenenada por una serpiente áspid que llegó en un canasto con higos. En la cultura española es uno de los frutos más apreciados, El primer árbol que plantaron los españoles en América fue una higuera.
Cuando los sacerdotes católicos españoles construían un convento siempre sembraban una higuera, lo cual hizo que los antiguos peruanos la empezaran a llamar “El árbol de Dios”, dando también fama a la higuera de ahuyentar los malos espíritus y atraer la fortuna.
Los higos también se conocen como la fruta de los filósofos, pues eran el manjar predilecto de Platón; Hipócrates los usaba para combatir los estados febriles, y Galeno aconsejaba su consumo a los atletas. En las primeras Olimpiadas, los ganadores eran coronados con hojas de higo y como premio les entregaban higos para comer. El mismo Mahoma dijo: “Si pudiera traer un fruto del paraíso, éste ciertamente seria el Higo”
La primera mención histórica del cultivo de la higuera en Pasarón de la Vera data de 1503 donde Lucio Marineo Sículo, en su obra De Rebus Hispaniae Memorabilibus, describe textualmente: “… y mas embaxo deste vimos a Pasaron puesto en un valle que paresce altar en medio la trabuna del templo/lugar muy fructífero de todos generos de arboles: y especialmente de higos que son allí innumerables..”
Más tarde el Catastro de Ensenada (1753-1755) vuelve a describir el tema con mayor exactitud y precisión: “las higueras se hallan en las viñas. El higueral ocupa una superficie de veintinuna fanegas; las de primera calidad tres, once de las de segunda y siete de la tercera. Cada fanega puesta de higueral, que se ocupa con ciento y sesenta pies puestos con el orden y método regular, produce en la forma que aquí está hecho el plantío la de primera calidad treinta fanegas de higos pasados, veinte la de segunda y diez la de tercera. La fanega de higos pasados tiene un valor de diez y seis reales…”
La cultura del higo está profundamente arraigada en Pasarón de la Vera. Recuerdo la instalación de las paseras en las solanas, protegidas por los voladizos de los tejados , para secarlos al sol; y nuestros padres coger, seleccionar los higos de pezon largo, escaldarlos y almacenarlos en una tinaja de barro para su consumo en el invierno.
Según Simón Guadalajara Solera (Lo Pastoril en la Cultura Extremeña-1984-) existen varias denominaciones según el color o la forma; o según su aparición temprana, “ higo de San Pedro” o granillo, que es el que comúnmente se utiliza para su conservación en seco, con un ligero espolvoreo de harina para ayudar a absorber la humedad, o tardía: higo “añogal” o “boñigal”. Otra denominación pintoresca esa la del higo “burreño” o “poyino”, porque guarda parecido con los genitales del asno. Reseñar el nomenclátor del higo como exponente de su valor dentro de la economía familiar:
– Higo granillo: el tempranero, de color blanco.
– Higo verdejo; pequeño, de color verde.
– Higo prieto: negro.
– Higo poyino o burreño: también de color negro.
– Higo boñigal; piel negra y pulpa roja. También Santo.
– Higo pezón largo: (picholetero y zuel).
– Higo cuello dama: muy exquisito.
De los datos históricos y económicos podemos extraer la importancia que la producción de higos ha tenido en Pasaron a lo largo de su historia. Este producto de honda raigambre no sólo en Pasaron sino también en La Vera se comercializa bajo la denominación de Valle del Jerte. Reivindiquemos la autenticidad y el carácter genuino de lo nuestro, no la de falsas identidades como es la del Valle de Jerte.
Tiene razón mi compadre y, por ello, propongo a las autoridades locales, la celebración de un evento, con ponencias, talleres, exposiciones y actividades culturales enfocado a la recuperación de las señales de identidad de productos tradicionales y autóctonos, ensalzándolos y reclamando nuestra cultura como modelo de economía sostenible en el medio rural.
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